LUGAR: VILLALUENGA DEL ROSARIO (CÁDIZ)
HORA: 9:30 PLAZA DE LA ALAMEDA
DISTANCIA: 25KMTS
DESNIVEL: 1200+
BOLSA DEL CORREDOR: BIEN. Camiseta
POSTCARRERA: MUY BIEN. bebidas y potaje.
Pues en Villaluenga del Rosario nos plantamos para conocer esta zona de Cádiz y poder disfrutar de su entorno, algo que poco hicimos.
Estas carreras las tomamos como entrenos duros con los que potenciar mi forma física ya que entre semana no podemos hacer los entrenos que quisieramos.
El pronostico del tiempo decía que llovería y así se presentó el Domingo bien temprano.
Un agua, nieve que calaba con mas de 1 minuto expuesto a este desapacible día.
Salíamos desde la plaza del pueblo en el que un montón de locos habíamos decidido emprender esta aventura a pesar de las adversidades.
Recogimos el dorsal y ultimamos los detalles. Incluso llevaba os bastones por lo del terreno fangoso y los resbalones.
Empezamos la carrera y los pirmeros kmts discurrían de manera apacible por terreno fácil, sin grandes problemas, haciendo uso de los bastones para apoyar mejor.
El tiempo dentro de lo que cabe acompañaba , y la lluvia dejaba caer de manera intermitente como de una una fina sabana se tratase.
Hasta ese momento nada me preocupaba, exceptuando que pensaba en el km18
Seguíamos avanzando y el frió se notaba, la lluvia cada vez más intensa nos acompañaba hasta el km 24 en el que llegábamos de nuevo A Villaluenga, para a partir de una ermita pequeña que parecía puesta en un rincón por casualidad, había un avituallamiento. En el pregunté: Sí era complicado lo
que quedaba; y la respuesta fue bastante desconcertante.
Dejé atrás el avituallamiento y de frente me encontré con un chico que lanzó unas palabras al aire que se me clavaron como espinas. -Conozco esto, y hoy no está para subir... mientras me sobrepasaba y volvía dirección a meta.
En ese momento lo único que pensé fue, en ver porque decía eso y si sería tanto.
Un poco más adelante me encontré con el muro. Unas piedras que no sabía como pasar, ya que practicamente había que escalarla y llevaba los palos en las manos.
Con esfuerzo lo hice y me situé en un montículo al lado de un desfiladero.
La lluvia caía como pinchos y el frió hizo que no me sintiera las manos. Miré hacía arriba y no veía nada más que una pared de rocas, por la que circulaba a duras penas un pequeño camino que se perdía entre ellas.. y una pared de nubes que no dejaban ver la cima de la montaña.
El cuerpo cortado, intentaba cerrar las manos, pero no podía.
Corredores llegaban a mi altura y emprendían la subida mientras yo les dejaba paso como podía, a la vez que mi mente estaba ya más fuera que dentro.
No lo pensé mucho más y bajé de nuevo las rocas que había subido, tirando lo palos hacía delante.
En ese momento me encontré con una pareja que iba a subir y que me animaban a no dejarlo. Pero sólo les contesté que la Montaña siempre estaría ahí, y que no era el día.
Cabizbajo iba andando a la meta que estaba a escasos 5 minutos de donde estaba pero una sensación de satisfacción me llenaba. Y es que estaba seguro en ese momento que había hecho lo mejor.
Villaluenga volveré.