sábado, 4 de abril de 2020

MARATÓN DE SEVILLA 2020


Fecha:  Domingo 23 de Febrero de 2020
Hora:    8:30 a.m
Lugar:  Sevilla
Distancia: 42,195 metros
Bolsa del corredor:  Cortavientos, revistas, pulsera maratón, geles
Post carrera:  Naranjas, powerade, agua, gel muscular


Llegó Febrero. La cita más especial de todas.
Ya desde la semana antes ese hormigueo en el estomago que te dice que hay algo importante y que se vive de una manera diferente al resto de carreras.
Llegaba el Maratón de Sevilla.
Séptima ocasión que llegaba a esta cita, o al menos a ponerme en la linea de salida.  Esto era lo más importante, llegar a ese momento.
Es un camino largo, muy largo.  Nadie sabe las horas que le dedicas a esto de correr, el tiempo de soledad y el tiempo que sacrificas con la familia y que tienes que organizar par sacar los entrenos para este día.  Es el día grande. En el que sueltas todo lo que tienes.

Los días antes y como si de un ritual, que se repite cada año, salen  dolores o molestias que nunca antes había tenido.  Suerte que días antes del Maratón tenía cita con el físio que me descargó de cara al Domingo.

El Sábado antes, era el día de ir por el dorsal, de recorrer los stands a ver que es lo que puedes pillar de los patrocinadores, y de sobretodo vivir el ambiente previo.
Ves gente de todos los lugares, de aquí , de más lejos, de más cerca, pero todos con una cara de felicidad que no entendía de nacionalidades.
Marchamos de vuelta con el dorsal.  Este año es el 3959 y BLANCA en el dorsal. Y un puñado de ilusión y de energía en esa bolsa que serviría para guardar los objetos personales en el guardarropa.

La noche antes como siempre toca preparar todo.  Camiseta del club Mercury runners, mallas, calcetines, zapatillas, geles, frutos secos, pastillas de sal. Y a dormir.
Pronto nos despertamos el Domingo, a eso de las 5:30 a.m.
Estamos cerca la salida, así que después de desayunar bien, salimos andando hacía la salida.  Era encarar la Avenida de la Palmera, y ver a muchos runners hacía el mismo sitio con los nervios previos que suele apoderarse en estos instantes.
Dejo las cosas en el guardarropa y me cambio, los últimos detalles antes de ver a los compis del club y hacernos unas fotos.  Nos preguntamos como estamos y con que sensaciones afrontamos el maratón.  Cada uno tenía una historia, pero sobretodo lo que más llama la atención es el gran respeto que cada uno tiene a la distancia.
Momentos previos en el cajón de salida y algunos estiramientos.  Jimgru y yo estamos en el mismo cajón y decido ir con el hasta donde aguante.

Cuenta atrás y pistoletazo de salida.  Paso por el arco de salida que después será el de Meta, y lo miro con la emoción, la misma emoción de todos los años.
Primeros kilómetros y la masa de corredores avanzan por el Paseo de las Delicias.  Busco con la mirada a Jimgru y seguimos avanzando.
Paseo Colón, pasamos junto a la Maestranza.  Son los primeros kilómetros y no es momento de forzar y ni de salidas explosivas.
En el km 4 giramos a la izquierda por el Puente de la Barqueta para introducirnos en la Isla de la Cartuja, aún hay mucha gente y no podemos coger el ritmo bien, pese a todo intentamos no ir muy rápido.

En el km 9 pasamos por Triana y a quí ya se va notando el ambiente.  El ritmo era alto, a 4:24 este kilómetro, pero las piernas me pedían ir más rápido pero debía contener porque quedaba mucho y sabía que lo peor es a partir del kilómetro 30 aproximadamente.
Km 12, Volvemos a cruzar el río pero esta vez en sentido contrario saliendo del  barrio de los Remedios, volvemos a ir por Paseo Colón esta vez ya con mucha más animación.
Hasta aquí los avituallamientos que había pasado intentaba beber sorbos pequeños de agua y era en este punto cuando tiré del primer gel.
Calle Arjona para pasar por debajo del puente subterraneo y seguir hacía Torneo. Avenida larga que hay que hacer con cabeza, siempre frenando porque iba demasiado rápido.
Saludo a amigos de carrera del Club Maratón Marchena y gastamos algunas bromas. Todo para evitar pensar en lo que nos queda.

Era el km 17 y giramos hacía Ronda Urbana Norte.  " Ya 17" pensaba.  Ni siquiera me había dado cuenta.
Seguimos hacía delante por la Avenida Alcalde Manuel del Valle y girar para tirar hacía  Carretera Carmona. Km 20 sabiendo que el 21 estaba ahí ya.

Km21. 1 h34 mints a 4:26 el último kilómetro. Ya sólo quedaba la otra mitad y lo más complicado. Hasta aquí todo bien. Ritmo bueno, demasiado rápido para mi gusto.  Mi compañero de club, Jimgru tiraba conmigo, y de vez en cuando nos decíamos que íbamos muy rápido.
Era momento de tomar el segundo gel.

Era el km23 íbamos por Luis Montoto para girar hacía la izquierda para la Avenida Kansas city.  Iba concentrado en ritmo, no había ninguna molestia, todo iba bien, demasiado bien ,hasta que se escucha a gente gritando que nos apartasemos a un lado, que había un accidente.
Escuchabamos la sirena de una ambulancia de fondo.  La podía ver al fondo...cuando giro la cabeza hacía la derecha y veo a dos personas; una chica y un hombre arrodillados al lado de alguien que estaba en suelo tirado boca arriba.  Ella le hacía el masaje de reanimación y no pude seguir mirando.
El cuerpo se cortó.  Sólo podía decir "ostia, ostia ostia..." Era como si me plantease hasta que punto era necesario  la capacidad de sufrimiento.
A partir de aquí pensaba en mi cuerpo y en que no era necesario arriesgar si me notaba algo.

Era ya el km 28 seguía bien a 4:21 este km. Iba por la Avenida de San Francisco Javier y la gente me ayudaba a seguir.

Km 30 bajé el ritmo. Quizás de manera psicoloogica o quizás porque no daba para más. Perdí a Jimgru en la distancia.  Mi cabeza tenía la imagen del muro, de que aquí empezaba el infierno y la capacidad de sufrir.

En el km 31 un gel no material, en el que ganas energía para seguir y giramos para seguir la Avenida de la Palmera.

Km 35,mi ritmo es cada vez más lento el cuerpo está como cansado, no puedo más y en el 36 pienso que no pasa nada por que ande un poco.  No era capaz de seguir corriendo, y no quería sufrir, era inútil llevar tu cuerpo a un extremo desconocido en el que no sabía que podía pasar.
Aquí es cuando recuerdas los entrenos que había hecho y que quizás no habían sido suficientes.
Anduve 3 minutos, no se cuantos exactamente.  Corredores que pasaban a mi lado me animaban a seguir.

En el km 38 anduve de nuevo, no daba para más.  Mi cabeza no iba, no era tanto de cuerpo, sino de cabeza.  Y le dije a mi cabeza que teníamos que hacerlo, que era como empezar de nuevo.
La gente en esta parte del recorrido animaba bastante.  Comencé a correr poco a poco a ver si cogía el ritmo de nuevo y así fue.

A partir de la Alameda de Hércules me dejé llevar no por mi cabeza sino por mis sentimientos, por los gritos de la gente que a cada paso que daba me empujaban a seguir al siguiente metro.
Me alcanzó el globo de 3H30mint, el chico que lo llevaba nada más sabía dar ánimos a todos lo que íbamos a su lado.  Decidí no despegarme de el, y seguir.  Las piernas iban solas, el corazón cada vez latía más rápido.
Hubo un momento que el chico del globo dijo: - A partir de aquí ya vais solos!".  Como queriendo decir que disfrutásemos los último kilómetros.
Me dejé llevar cada vez más apretaba los dientes.  Iba por la Avenida de la Constitución y la gente animando sólo dejaba un pasillo.
Giré hacía la Calle San Fernándo, ya no quedaba nada, no podía dejar de apretar , las piernas respondían y yo tenía que seguir apretando.
Último kilómetro, Prado de San Sebastian, la gente se agolpaba, era un mezcla de gritos.  No podía escuchar nada, sólo a mi mismo diciéndome que ya estábamos ahí;  un último giro y enfilar la avenida desde la  que  había salido 3h29

mints antes.

Y ahí estaba la avenida, se hacía ancha y los último metros no llegaban, pasaba arcos de publicidad y vi la meta al fondo.
Esto era mío ya; nadie se lo había ganado; sólo yo y era el momento de disfrutarlo.
Abrí los brazos para recibir a la meta, esa meta que había ansiado durante un año.
Pisé la alfombra azul y sólo tenia pensamientos para los que me han apoyado todo este tiempo y sufrido de manera incondicional.  A todos ellos, gracias.
No hay palabras para describir la satisfacción de superarte, de conseguir algo que se hace granito a granito y que intento llevar no sólo al mundo de correr sino a todos los ámbitos de mi vida.
SIC PARVIS MAGNA, como se decía en latín, no es otra cosa de que todo lo que hoy es grande o que has conseguido, empezó siendo una minucia o algo pequeño.
Y allí estaba consiguiendo algo grande.

GRACIAS MARATÓN DE SEVILLA








2 comentarios:

  1. Tu relato es emocionante, no sé si igual o más que vivirlo en directo, desde la barrera, por supuesto, como acompañante y animadora.
    Hay que reconocer el mérito que tienes al correr maratones, lo sacrificado y la voluntad de seguir corriendo cuando la última célula de tu cuerpo, creo, te debe decir "abandona". Debe haber algo de "enganche" cuando continúas aún extenuado. Por fin el premio: *la meta*.
    Una vez más objetivo conseguido.
    FELICIDADES. Hasta la próxima.

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